Novena al Santísimo Ecce Homo de Valledupar (Colombia)

La novena al Santo Ecce Homo de Valledupar incluye unos Gozos en honor al Santo Ecce HOmo, una oración al milagroso Santo Ecce Homo tras la cual se reza un Credo, se hace la petición o acción de gracias y se reza un Padrenuestro. Tras los responsorios y meditaciones, diferentes cada uno de los nueve días, se reza cada día la oración final

Gozos en honor al Santo Ecce Homo

Tus tormentos, oh Santo Ecce Horno,
Hoy meditan tus hijos con fe;
Ellos fueron quienes ante Pilatos
Amarguras te hicieron beber.

De este pueblo sé protector amante,
De tus hijos guía fiel y constante,
Y de cuantos vienen a visItarte
Las promesas de eterno galardón.

En las pruebas de este destierro
Descubridnos a nuestro Jesús.
Oh María, haced que lloremos
Los pecados que claváronle en cruz.

De este pueblo sé protector amante, etc.
Por tu Madre amante y llorosa
Alcanzadnos sus huellas seguir
Y por ella, tras de sus tormentos
Ir al cielo a gozarte sin fin.

Reina siempre en la Patria querida,
Reina siempre en el pueblo piadoso,
Reina siempre como padre amoroso
Y has que triunfen la fe y el amor.

Oración al milagroso Santo Ecce Homo

¡Oh Jesús mío Nazareno, lazo fuerte y protector mío, no me abandones en tan apurado trance. Protege y ampara esta alma abatida y desesperada.
No desoigas, Jesús mío, las súplicas de este corazón triste, afligido y lleno de amor hacia ti. Tú que eres el lazo fuerte y poderoso que todo lo puedes, Jesús mío, Jesús de mi alma, Jesús sacrificado, espejo de luz, ven a mi con tu corona de espinas, con tu costado abierto, con tu soga a la garganta y cintura.
Jesús mío, Jesús de mi alma, que tus ojos vean y tus oídos oigan lo que te pido. Amén.

Oración final

Oh mi BUEN JESÚS!, que fuiste golpeado, atado a una columna y flagelado. Tú que pasaste por el suplicio de tan gran Dolor, para el bien de Los hombres y el perdón de sus pecados.

Tú que fuiste despojado de tus vestiduras y fuiste vestido con un manto de Púrpura.
Por las muchas burlas que recibiste, Señor, dame la gracia necesaria para no volver a pecar, a fin de que pueda gozar contigo en el Cielo, a la hora de mi muerte.
Sé siempre mi Guía y mi Salvaguardia. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.